La expansión del ajedrez en Oriente

En oriente circulaban de manera regular caravanas de negociantes, por las rutas comerciales de la sal, de las especias y de la seda, al acecho de cualquier novedad de generar beneficios.

Muy pronto, entre el noroeste de la India y el norte de China se abrió una ruta comercial que atravesaba Cachemira. Se conservan documentos que mencionan la introducción en China de la chaturanga a partir del siglo III. 

Las semejanzas entre las piezas de ambos países (carro, caballo, elefante y consejero) proporcionan un argumento en favor del paso directo del juego de la India a China.

Firdusi evoca la introducción del juego en Irán en el siglo VI, en su libro,  Libro de los reyes. El soberano indio Bevisara encargó a su embajador que ofreciera como presente al rey de Persia, Chosroes I (531-79), un precioso juego de chaturanga confeccionado con esmeraldas y rubíes. El embajador planteó el reto de desentrañar la clave del juego. Todos los sabios del reino buscaron en vano la solución, pero uno de ellos explicó el sentido del juego y razonó su interpretación bélica, además ganó la partida que disputaba con el embajador indio. Chatrang es el nombre pronunciado en iraní. Los íraníes se revelaron como excelentes jugadores.

El mundo munsulman, obedientes al mandato de Mahoma (622 d.C.), parten a la conquista de Oriente. La primera oleada los lleva a Siria (634 d.C.), Mesopotamia o Irak (636 d.C.), Irán (638) y Egipto (642 d.C.). Luego se extenderían por el norte de África (700-1705 d.C.). Durante la conquista de Irán, dirigida por el califa Ornar, los árabes, se apropiarían del ciatrang, shatrandj según su pronunciación, y gracias sus matemáticos, pronto demostrarían una sorprendente habilidad en su práctica. Un siglo y medio más tarde, bajo el reinado del califa abásida Harun al-Rasid (766-809 d.C.), Bagdad pasa a ejercer una considerable influencia. El califa considera el tablero y sus piezas como objetos de gran valor. El ajedrez pasa a convertirse en materia de estudio. A partir del siglo VII, se encuentran descripciones del juego en obras árabes e iraníes. En efecto, el ajedrez suscita una abundante literatura que se difunde por los países bajo dominio musulmán.

Destacamos el Libro del Ajedrez, de Al-Adli (842 d.C.) y la obra del medico de Bagdad, Abul-Abbas Primer tratado de ajedrez (890 d.C.). En cuanto a As-Suli, que explica los movimientos de las piezas en esa época, su manuscrito (siglo x) seria referencia durante los siguientes 600 años.

En el libro del ajedrez de Al-Masudi (934 d.C.) aparece la célebre leyenda que atribuye la paternidad del juego al sabio indio Síssa ben Dahir. La leyenda dice: deseoso de distraer a su soberano, aquejado de profundo aburrimiento, el sabio Sissa concibió el juego del ajedrez. Absorto en este sutil ejercicio, el rey se curó de su melancolía y, ansioso por recompensar a Sissa, le prometió concederle cuanto pidiera. Trigo, respondió el sabio. A lo que le monarca sorprendido le dijo que se lo pensase mejor, podía pedir lo que quisiera, oro, piedras preciosas todo lo que estuviese en la mano del monarca. Pero Sissa volvió a pedirle grano, en especial trigo. El monarca se lo concedió y le dijo que cuanta cantidad quería. A lo que Sissa le contestó que quería un grano de trigo en la primera casilla, 2 en la segunda, 4 en la tercera, y así en las siguientes, doblando el número de granos en cada casilla, hasta la última. El rey jamás pudo cumplir su palabra: hubiera tenido que depositar 18.446.144.073.709.551.615 granos sobre el tablero, lo que resulta de sembrar de trigo durante setenta años todas las tierras del planeta.

Virtuosos maestros en el arte del ajedrez, los conquistadores árabes siempre llevaban el tablero en su equipaje, les entretenían entre batallas y así se convirtieron en un instrumento de la difusión del ajedrez.

La expansión por la Europa medieval

Los sarracenos se despliegan por el norte de África e invaden el sur de Europa. Pronto dominan España, Portugal y el sur de Francia. Hasta allí llevan el islam, su floreciente cultura, sus poetas, sus astrónomos, sus matemáticos y sus jugadores de ajedrez.

En Europa meridional los primeros cruzados vuelven de las cruzadas, y traen el juego del ajedrez que han aprendido de los turcos. Mientras en España los árabes incluyen el ajedrez entre las materias que enseñan en sus universidades.

En España los cristianos y los judíos se interesan por este entretenimiento, nuevo para ellos.

Los textos más antiguos que se conservan son el testamento de Ermengol I, conde de Urgel, muerto en combate contra los árabes en Córdoba en 1010. En el momento de la llamada reconquista de la península Ibérica por los cristianos, los judíos son el lazo de unión entre el mundo cristiano y el musulmán gracias a su capacidad para hablar y escribir varias lenguas, con lo cual también contribuyen a la difusión del ajedrez. El ajedrez es el único juego permitido durante el sabbat, cuando los rabinos prohíben todos los juegos.

Un poema hebreo del rabino español Abraham ben Ezra (1088-1167d.C.), describe el movimiento de las piezas. A principios del siglo XII, Petro Alfonsí, judío converso y médico en la corte de Alfonso VI de Castilla, publica la Disciplina clericalis. La lista de las siete disciplinas de la caballería en la que incluye el ajedrez.

Al ser el latín la lengua hablada en toda la Europa cristiana, las ideas se propagan, las modas se difunden y el ajedrez se beneficia de estos intercambios. Es un juego muy apreciado para el rey francés Roberto el Piadoso (970-1031 d.C.).

Un pasaje del Ruodlieb, poema escrito en 1030, refleja el interés del rey por el ajedrez, invitando a jugar al embajador del Sacro imperio romano germánico. Las piezas de ajedrez de mediados del siglo XI encontradas en la región de Grenoble, hechas con madera de avellano y de aliso, parecen haber pertenecido a campesinos y soldados.Una carta fechada a finales de 1061 es el documento italiano más antiguo en el que se menciona al ajedrez como una distracción popular, a la que los miembros del clero no desdeñan entregarse. La cual, se la escribió el cardenal Damianí al papa Alejandro II y al futuro Gregorio VII.

Gracias a los intercambios comerciales y culturales entre Oriente y la Europa septentrional, el ajedrez se extiende por los países nórdicos. Los mercaderes rusos y escandinavos que comerciaban con Bagdad desde el año 900 introdujeron el ajedrez en Rusia,de ahí se habría difundido por Polonia, la antigua Prusia y los países escandinavos. Desde allí, las los vikingos lo llevarían a las islas Británicas y a Islandia. Esto es lo que parecen indicar las piezas de ajedrez más antiguas que se han encontrado en el norte de Europa, tales como las piezas de madera blanda conservadas en Ströbeck (antigua Prusia), que datan de 1011, y otras de finales del siglo XI o principios del XII descubiertas en Polonia. En cuanto a las piezas del siglo X encontradas en Dorset (Inglaterra), están talladas en hueso de ballena, y las piezas del siglo XII hechas con marfil de morsa que se han encontrado en la isla Lewis (Hébridas), y a lo largo de la costa oeste de Escocia, lo que parecen ser de fabricación vikinga. La saga Heimskringla, que data de 1230 recoge las gestas del rey Knut I el Grande (995-1035). Entre ellas, incluye el relato detallado de una partida de ajedrez en el año 1027, Knut I recibe al jarl (conde) Ulf, llegado para prestar juramento de fidelidad tras una rebelión. El soberano, invitó a su vasallo a jugar al ajedrez, avanzado el juego, el rey hace un mal movimiento con su caballo y Ulf lo captura. Knut le pide que lo devuelva al tablero y le propone que avance otra pieza, a lo que Ulf se niega y Knut, loco de furia, persigue al conde hasta darle muerte.

Siga aprendiendo sobre el ajedrez pinchando aquí:

  1. Nacimiento del ajedrez
  2. Práctica del ajedrez en Europa
  3. Evolución del juego