Ramón Rey Ardid nació el 20 de Diciembre de 1903 y Falleció el 21 de Enero de 1988, en Zaragoza (España). Marcó una época en el ajedrez español y lo consiguió por varias motivos: unos resultados excelentes en competición, una constante dedicación a la difusión del juego y un gran afán investigador en prácticamente todas las modalidades del ajedrez. Por todo ello fue un pilar importante en el desarrollo de este deporte en España.

         Rey Ardid comenzó su andadura en el mundo del ajedrez a la edad de 15 años, siendo su padre quien le enseño este noble juego. Aunque decidió dedicarse a los estudios y no comenzó a jugar más asiduamente hasta haber terminado sus estudios medios, dos años más tarde. Sorprende la facilidad que mostró Rey Ardid para aprender y progresar en su juego, lo que muestra un talento innato para el ajedrez. En sólo dos años Rey Ardid consiguió ser jugador de 1ª categoría, logrando su primera victoria en el Campeonato de Zaragoza. Con 19 años su fama le precedía y su nombre era conocido por toda la geografía española

Se reunía con José Juncosa, jugador más importante de la ciudad, y otros jugadores veteranos de los que pudo aprender rápido, por lo que fue seleccionado para representar a España en la Olimpiada, no oficial, de París (1924), esta sería la única participación de Rey Ardid en unas Olimpiadas.

Rey Ardid compaginaba el mundo del ajedrez con los estudios de Medicina (en la especialidad de Psiquiatría) que cursó en Zaragoza de 1920 a 1927. Ni durante su formación ni cuando comenzó a ejercer como médico, dedicó mucho tiempo al ajedrez ya que lo veía como una actividad secundaria dándole más importancia a sus estudios y profesión.

En 1926 participó en su primera competición importante: el torneo internacional de Barcelona, donde se encontraría con el vigente campeón de España, Manuel Golmayo. Su actuación fue positiva, finalizando en un meritorio 4º lugar.

   En 1927, tras finalizar sus estudios de Medicina, Rey Ardid se trasladó a Madrid con la intención de cursar el Doctorado en la especialidad de Psicología y Psiquiatría. La experiencia vivida en la capital fue muy positiva para su ajedrez, allí pudo entrar en los círculos ajedrecísticos de la ciudad, por lo que su nivel de juego ascendió de forma vertiginosa. Sólo un año después logró el triunfo en un torneo clasificatorio para la Olimpiada (logrando 13 puntos en 14 partidas, sin perder ninguna finalmente no fue seleccionado para la Olimpiada. Un año después, Rey Ardid  finalizó como primer español clasificado en una competición durísima que contó con Capablanca, Tartakower o Colle. Por esta notable actuación, se le concedió el derecho a retar al campeón de España Manuel Golmayo, encuentro que fue concertado para finales de 1930.

El titulo de campeón de España llevaba 9 años sin ponerse en juego, Golmayo no tenía rival y nadie parecía dispuesto a plantarle cara, por lo que el duelo con Rey Ardid levantó una gran expectación. El resultado, 5-2 a favor de Rey Ardid, no deja lugar a la duda. Rey Ardid cobró 960 pesetas, más los gastos del viaje, por su victoria. Rey Ardid fue campeón de España durante 14 años, poniendo su título en juego en 4 ocasiones, en 1943 fue derrotado por José Sanz.

  El 25 de Marzo de 1931 comenzó a colaborar en el periódico La Vanguardia, El Heraldo de Aragón, Amanecer, así como en multitud de revistas de ajedrez internacionales; con una columna semanal en la que repasaba con amplitud la actualidad ajedrecística nacional e internacional, la cual se prolongó hasta el 17 de Julio de 1936, cuando fue cancelada por el comienzo de la Guerra Civil. Sin duda, esta columna fue un aporte importantísimo en la divulgación del ajedrez      

En 1931 Rey Ardid regresó a Zaragoza con su título de Doctor bajo el brazo y un puesto de médico esperándole en el Sanatorio Nuestra Señora del Pilar de su ciudad natal. Volcado en su nueva profesión, el ajedrez fue relegado a un segundo plano, sólo pudo participar en un torneo local en Zaragoza durante 2 años. Ya en 1933 participó en el encuentro entre Zaragoza y Barcelona cono primer tablero, empatando con Ángel Ribera y perdiendo los maños el match por 4’5-1’5

En 1934 en el torneo de Sitges finalizó un meritorio segundo puesto superando a varios jugadores como Tartakower o Spielmann.

        Rey Ardid nunca ocultó lo que el ajedrez significaba para él: Para mí el ajedrez es el pasatiempo más maravilloso que existe, por las bellezas que encierra y por su intrínseca dificultad. Es un juego que una vez aprendido creemos poder llegar a dominar, pero es tan esquivo que casi siempre se nos escapa de las manos”.

El estallido de la Guerra Civil española, paralizó toda actividad de ajedrez en el país. Aún así, Rey Ardid se resistió a que la guerra también quebrara los tableros de ajedrez y dió alguna sesión de simultáneas durante el conflicto. Tras la guerra, al ajedrez español le costó levantarse y volver a caminar. Rey Ardid regresó a la competición en 1941 y lo hizo con gran éxito venciendo en los torneos de Madrid y Zaragoza sin perder una sola partida. Un año después, retuvo su título de campeón nacional sin demasiados problemas ante Juan Manuel Fuentes.

 

Rey Ardid perdió su corona en 1943 ante José Sanz. Rey Ardid se mostró muy molesto con la Federación española, ya que había sido obligado a poner en juego su título 11 meses después de su match contra Fuentes, cuando se había estipulado que debía hacerlo 2 años después del mismo. Rey Ardid decidió darse de baja en la Federación, motivo por el cual fue sancionado por un año. Una vez transcurrido el año de sanción, Rey Ardid fue invitado al torneo de candidatos para batirse por el campeonato de España, aunque se negó a acudir.

        Una vez cumplida su sanción, Rey Ardid, todavía molesto por lo que consideraba una injusticia, volvió para participar en el torneo Duque de Alba (1946). En él participaban jugadores de importancia nacional como eran Pomar, Medina, Golmayo y Sanz, pero Rey Ardid mostró un juego superior y obtuvo el triunfo con comodidad tras vencer en todas sus partidas salvo las tablas ante Golmayo.

Su aportación a la literatura ajedrecista fue amplia. Entre sus obras más conocidas se encuentran: ‘Los principios del ajedrez’, ‘Cien partidas de ajedrez’, ‘Cien nuevas partidas de ajedrez’, ‘Aperturas abiertas’ y ‘Tratado de finales’ (que consta de 5 volúmenes). Además, hizo su aportación a la teoría de aperturas con una variante del gambito de dama declinado, que lleva su nombre: 1.d4 d5 2.c4 e6 3.Cc3 c5 4.cxd5 exd5 5.Cf3 Cc6 6.g3 c4 7.e4