María Teresa Mora Iturralde nació en la Habana el 15 de octubre de 1902. Murió el 3 de octubre de 1980 en La Habana, dejó un gran legado de sacrificio y amor al ajedrez. Fue considerada una niña prodigio en varios campos. El ajedrez fue uno de ellos.  Desde muy pequeña jugaba ajedrez contra el padre, al cuál, era normal que le ganara. Lo que la llevó a ser alumna de Rafael de Pazos, quien se mantuvo varios años como presidente del Club de Ajedrez de La Habana, y posteriormente José Raúl Capablanca admirado por su forma de jugar decidió aceptarla como discípula, siendo la única persona a la que le concedió tan alto honor. A los 11 años, participó y ganó en su primer torneo, en el Club de Ajedrez de La Habana, siendo su primera hazaña dentro del deporte.

María Teresa se graduó de bachiller en Letras y Ciencias combinándolo con la pasión por la música dominando el violín y la mandolina, el magisterio y el ajedrez. En 1922 conquistó el título nacional de Cuba ganando el torneo Copa Dewars, evento que se consideraba el campeonato nacional y con siendo ella la única mujer del torneo. En 1938 obtiene el título nacional femenino, el cual mantuvo durante 22 años, hasta 1960, retirándose invicta. Participó representando a Cuba en dos campeonatos de ajedrez femeninos del mundo, en 1939 en Buenos Aires, resultando ganadora Vera Menchik y en 1949/50 en Moscú, resultando ganadora Lyudmila Rudenko. En 1950 recibió el título de Maestra Internacional de manos de Folke Rogard, presidente de la Federación Internacional de Ajedrez, y se convirtió, en la primera mujer latinoamericana en conseguirlo.