Bueno llegó la segunda parte de las anécdotas de nuestro club, que no son pocas, jaja. 

 Cuando por los años 1997, 1998 y años posteriores se jugaban entre diversos pueblos los llamados “Juegos Comarcales” Nos dimos cita en varios pueblos, entre ellos Arriate, antes de la ansiada final que se disputaba en Campillos. En la mañana de un sábado, nos desplazamos en autobús los jugadores clasificados en distintos deportes tan variopintos como, atletismo, fútbol, baloncesto, ajedrez, etc. 

 Era de las primeras competiciones que se disputaban a nivel provincial, y encima jugábamos con relojes analógicos, los de esfera y aguja, con el hándicap de la caída de bandera sin el ahora acostumbrado incremento de tiempo y como eran de aguja no se sabía los segundos que te quedaban en el reloj y los nervios con los apuros estaban a flor de piel. Pues todo esto unido y encima veo que mi rival mira desencajado el dichoso reloj y me dice todo preocupado “Mi reloj va más rápido que el tuyo” y le contesto: “eso es que has gastado más tiempo que yo”. Pero el sujeto no entraba en razones, así que como no había arbitro en el torneo, pude medio convencerlo y al final gané la partida, sin que se le caiga la bandera.

 Otra anécdota curiosa fue en un desplazamiento de nuestro segundo equipo Chaturanga Adaj a la localidad de Estepona. Pues bien, Carlos estaba concentrado en su partida con una niña, cuando de repente dice la niña “Compongo” para situar bien una pieza en su casilla, y Carlos la mira con una extraña mirada y le contesta: ¿Qué?, la niña le repite alzando más su tono de voz “Compongo”, a esto que Carlos no acababa de salir de su incredulidad y de su desconocimiento de esa extraña palabreja que no había oído en su vida. ¿Que? volvió a responder. A esto que la niña mira a los demás jugadores que perplejos no daban crédito a las reiteradas respuestas de Carlos, y con una leve sonrisa en sus labios hizo un gesto como diciendo “anda ya hombre” y lo dejó de pasar. Imaginaos cuando acabaron las partidas y le contaron el significado de tan dichosa palabra “Compongo” a nuestro jugador, las risas llegaban al cielo, y durante el camino de vuelta y en días posteriores el cachondeo que tuvimos fue de órdago, y aún hoy en día entre risas, recordamos de vez en cuando la citada palabra “Compongo”.

 En un torneo zonal que hicimos entre los clubes Chaturanga de Arriate y Laurus de Ronda, en la casa de la Cultura de Ronda, jugábamos una de las rondas. Cuando nuestro jugador Alcázar estaba concentrado en su interesante e igualada partida contra un chaval del Club Laurus, se acerca Carlos y comenta, ¡Ja!. A esto, Alcázar hace un movimiento tan impreciso que acabó dejándose una pieza limpia, lo cual desembocó en una dolorosa derrota. Al final de esta partida se lanzó un reproche de Alcázar a Carlos, ¡Si no llegas a decir nada, no pierdo la partida! 

“La Torre, la Dama. la Torre y la Mano”, así tituló otra graciosa anécdota nuestro amigo Carlos.

 Se jugaba en el centro comercial “La Trocha” de Coín el torneo Individual provincial de Segunda-Primera. El cuál daba la posibilidad de ascender de segunda a primera y de primera a preferente.

 Pues bien, paso a relatar lo acaecido. Estaba Alcázar jugando su partida con su rival, cuando en un momento de esta se despistó y perdió una torre, sigue jugando y tras varios movimientos más volvió a cometer otro error peor aún que el anterior y perdió la Dama. Siguió jugando y a los pocos movimientos perdió la otra Torre, con lo cual, tras la captura de su rival, no tuvo más remedio que entregarle su mano y así sellar la derrota, y de aquí el titular de “La Torre, la Dama, la Torre y la Mano”.

 Otra curiosidad a destacar es cuando fuimos a registrar el nombre de nuestro club ADAJ (Amigos del Ajedrez), que así era como denominamos nuestro club al principio. Nos notificaron que no podíamos llamarnos ADAJ debido a que ya estaba registrado un nombre parecido al nuestro y este era Amigos del Ajedrez Jubilados o algo muy parecido, por lo que tuvimos que cambiar nuestro nombre y lo cambiamos por el actual Club Chaturanga de Ajedrez.

 Me gustaría compartir esta graciosa anécdota acontecida en las clases que impartimos los sábados por la tarde en la sede de nuestro club a los más pequeños y todo el que quiera acudir (sea cual sea su edad y condición social). Pues bien, empezamos a analizar una partida y al comienzo de esta digo que se jugó en la ciudad de Viena (no recuerdo ahora mismo cual era) en el año 1958 (tampoco recuerdo el año, jeje) pero más o menos era ese. Y se me ocurre preguntar a los niños que dónde se encontraban en ese año, y la respuesta de uno de ellos, nos desató una risa en general de todos. La respuesta fue que estaba muerto, jaja si no habías nacido siquiera jaja.

 Por último, me gustaría recordar otra simpática anécdota.

 Se trata de nuevo de nuestro amigo Alcázar. Estábamos en la biblioteca montando para hacer un torneo y cuando acabamos de montar, nos fuimos a desayunar. Cuando vamos de camino al bar donde íbamos a desayunar recibo una llamada al móvil de Alcázar y me dice: ¡Me habéis dejado encerrado! 

 Bueno éstas son algunas de nuestras graciosas y curiosas anécdotas y vivencias en cerca de 23 años de la historia de nuestro club. Ya iremos desvelando más adelante más de ellas. Esperamos que hayáis soltado algunas risas. Hasta pronto.